lunes, 27 de abril de 2015

Plantas (porque en realidad no pensé el nombre)

Heredé de mi abuela el gusto por las plantas y el tejido crochet. Por el olor a pan casero en la cocina y las tortas fritas de grasa. Por las cosas hechas en casa, que no se pueden comprar en ningún lado. Mis hermanas también heredaron cosas de la abuela: una la cocina, otra la habilidad para limpiar a fondo, otra la meticulosidad y el orden, otra la costura, la mayoría el carácter de mierda o una combinación entre el carácter de mierda y un carácter más dulce. Así era mi abuela: una mujer dulce que si se enojaba era de temer. Pero tenía una debilidad: los hombres. Jamás usó pantalones. La palabra de un hombre ( y su voluntad) era palabra santa. Esto, por suerte, ninguna de mis hermanas heredó.
Si nos uniéramos las cuatro en un solo cuerpo seríamos la ama de casa perfecta, esa que mi abuela se esmeraba en hacer nacer en cada una. Pero nada. Las “chinitas de mierda” no querían saber nada con esa versión pasteurizada de la señora de falda a la rodilla, blusa abotonada hasta el cuello, enagua y una sonrisa de orgasmo recién experimentado al lado del lavarropas nuevo.  Sí, esas publicidades dan un poco de miedo.
Durante mucho tiempo quise escribir una novela sobre mi abuela. Material hay de sobra. Una vez, enojada con la gente que la rodeaba imaginé una novela titulada “La gallina de los huevos de oro”, en la que la gallina era mi abuela. Otras veces era una versión de La fuerza del cariño, y se necesitaban por lo menos diez películas para presentar a todos los personajes, entre hijos, nietos, hermanos, padrinos, compadres y comadres. Sería más la Comedia humana de Balzac que La fuerza del cariño. No había problemas de fertilidad ni en los abuelos, ni en los hijos, ni en los nietos. Tampoco en los compadres y comadres. Mi abuela tendría incluso un origen casi mítico: hija de un matrimonio ilegítimo, nunca supo quienes eran sus padres, aunque sospechaba que vivía con ellos en la misma casa, en la que ella trabajaba desde niña haciendo tareas de campo como ordeñar vacas y degollar pollos. Tenía el apellido de su “madrina”, la mujer que la había cuidado desde pequeña. El apellido de su padre era Cisneros: nunca faltó el que la asociara con el virrey. A ella le gustaba creerlo, sin saber por qué.  A los 18 años obtuvo otro apellido, el de su marido italiano, que hablaba torpemente el español. El tano le mostró que en su casa no faltaba nada, excepto ella (frase robada). Y ella aceptó. Y la llenó de hijos.
Esa sería la sinopsis del primer capítulo.
En las casas donde vivimos con mi abuela siempre había plantas, jardín y patio. Tal vez trataba de llevar el campo a la ciudad. Rosales, limoneros, árboles de ciruela, mandarina, higos, jazmines, laureles, hortensias, papas, tomates, pimientos. El árbol de ciruela era saqueado a menudo por vecinos y paseantes no identificados. El árbol se caía de tantas ciruelas que daba, comíamos tantas ciruelas que nos dolía la panza. Algunos le pedían a mi abuela las ciruelas, que se asomaban tras un alto tapial, y ella les daba con gusto. Otros la entretenían con preguntas y chismes mientras alguno se metía a robar. Es que a ella siempre le gustó charlar. En otra casa teníamos un limonero que nunca había sido podado y se metía en la casa de al lado, que estaba vacía. Los vecinos y paseantes no identificados se metían en la casa abandonada y se llevaban sus bolsas de limones. Nunca nos pusimos a venderlos, aunque a esa edad nos hubiera venido bien algo de plata para salir el fin de semana. Pero jamás tuve inteligencia para hacer plata.
El limonero daba limones del tamaño de pomelos. Los de la vecina de al lado (del otro lado) eran chiquitos, pero nunca nadie hubiera dicho que los limones de esa casa eran chiquitos, como nadie hubiera dicho que en mi casa los limones eran grandes como pomelos.
Mi abuela, que quería sacarnos buenas amas de casa y esposas diligentes, madres abnegadas y mujeres de rodete, me dijo, cerca de sus últimos años de vida “no te casés, nena ¿para qué vas a renegar con un marido, con hijos? Disfrutá de la vida, estudiá, así como vos querés". Yo le decía que nunca iba casarme y que faltaba mucho para que le diera nietos. En el momento sentí una alegría enorme, como si hubiera triunfado. Por fin me había dado la razón. Y al rato una tristeza igual de enorme. Mi abuela había renegado de su vida, parecía que se había rendido. No tenía sentido hacer escarpines para los hijos, pastelitos a los nietos y fideos amasados al marido. Ni esperarlos con la comida calentita y la mesa puesta. O plancharle la camisa y coser los botones flojos. Todo lo que ella hacía y había hecho había dejado de tener la menor importancia frente a la supuesta libertad de no casarse.
Me hubiera gustado decirle a mi abuela que las mujeres no tienen por qué renunciar al hogar para ser "libres", que no es lo mismo hacer las cosas por gusto que por abnegación o sumisión. Que no hay nada de malo en casarse, tener hijos y tejerles escarpines. La libertad está en la elección, en el hecho de elegir. También un varón puede elegir quedarse en la casa con los hijxs si es lo que quiere. "Las cosas son así", "no queda otra" y frases de ese estilo son detestables. No creo que esta sea una opinión conservadora, sino al contrario. Ya me dirán qué opinan...
 Tal vez esa frase de mi abuela tuvo sentido para ella en esos segundos en que los que lo dijo. Tal vez sólo lo dijo para complacerme, aunque sonaron ciertas. Me hubiera gustado tener esas palabras que no le dije -pero no las sabía.



jueves, 10 de julio de 2014

Ginepsicólogo

Nunca hice terapia, de ningún tipo. Tal vez llame la atención, tal vez no. Pero lo cierto es que me da curiosidad acostarme en un diván y divagar, soltar las ideas sin filtro (divangar?). Lo crucial es la confidencialidad de quien escucha, para que unx pueda dejarse ir sin filtro -en la medida de lo posible. Quien escucha va a jugar un poco con nuestra cabeza y va a tratar de llamarnos la atención sobre esos huecos, sinsentidos, ausencias, contradicciones, etc. que escupimos sin darnos cuenta. Nos va a nutrir de razones obvias, cuya obviedad está siempre en el anverso de lo que vemos. Por eso (y porque reconozco que tengo ciertos temas psicológicos que tratar) saqué turno con la psicóloga que tenía por mi obra social anterior (mi anterior obra social fantasma). Fui a la primera entrevista pero algo no me gustó: se refirió a mí en tercera persona (si Lorena viene a hacer terapia es porque Lorena se da cuenta de que tiene un problema que vamos a tratar de resolver si se puede) y luego apeló a la importancia de mi constancia para resolver esos temitas si se puede. Me dio un sobreturno para otro día a la misma hora, es decir para otra entrevista de 15 minutos. Si la idea era probar mi constancia...no se pudo!
Pero eso no era lo que quería contar en este diario de navegación informatizado de carácter púbico, digo público. En realidad quería contarles sobre mi ginecólogo (digo "mi" ginecólogo aunque solo tuve una consulta con él). No se dan un idea de cómo me divierte muchas veces escribir en este blog...De entrada algo estaba fuera de lugar, como descolocado. La paciente anterior había estado demasiado tiempo en el consultorio. Imaginé que las noticias no eran buenas y había que dar muchas explicaciones. Por fin, entré. Me preguntó mi edad e inmediatamente si tengo hijxs. -No tengo. Entonces me recomendó que pensara en la posibilidad de tener uno a los treinta y cinco años o un poco antes, pero no mucho después. Esto es normal en una consulta con un ginecólogx, también que te recomienden usar preservativo cualquiera sea tu edad ante el peligro de que un individuo se aproveche de tu inocencia. Hasta acá se trataba de una extravagancia dentro de los parámetros de la normalidad. Las siguientes preguntas fueron a qué me dedicaba, de qué trabajaba, qué estudiaba. Puso en la historia clínica, al lado de mi nombre "estudiante de letras". Citó algo de Descartes que no entendí. Continuó con una serie interminable de preguntas a las que yo respondía de manera muy escueta: ¿fumas? ¿tomás alcohol? ¿dormís bien? ¿te ponés mal y te dan ganas de llorar de la nada? ¿te angustiás?¿tenés novio? ¿qué hace tu novio? ¿vivís con él? ¿con quién vivís? ¿te llevás bien con tus hermanxs?¿fumás? ¿tomás? ¿dormís bien? ¿tenés sexo? ¿tenés ganas de tener sexo? (en general, no con él, aclaro por las dudas) ¿tenés orgasmos? ¿te incómoda mi persona? ¿hay algo en mí que te desagrade? (¿además de la infinidad de preguntas que no tienen nada que ver con mi consulta ginecológica?) ¿salís? ¿te gusta salir? ¿hacen una fiesta para festejar el cumple de tu hermano? ¿te reís? (me reí en ese momento). ¿Qué es lo que querés hacer de tu vida? ¿lo más importante que quieras hacer? Uyy con esa pregunta me mataste! No me la hacía hace mucho. Eeehh supongo que quiero escribir, me gusta escribir. ¿Qué escribís? Poesías y cuentos. ¿Poesías? ¿de qué se trata la última poesía que escribiste? De la maternidad...Luego de una breve pausa, Ehh no sé, te noto deprimida, como que no estás disfrutando la vida a pleno, escribís sobre cosas que no viviste, como ser madre...Interrumpo, mi poesía no habla sobre el hecho de ser madre, sino sobre el deseo y el imperativo social de serlo. ¿Fumás? ¿tomás? ¿dormís bien? ¿tenés orgasmos? ¿me traés tu poesía la próxima vez que vengas? Sí, por supuesto, pero ¿a vos te interesa la psicología? Soy psicólogo y ginecólogo. Para mí no sos solamente un papanicolau (frase archivada en la memoria a largo plazo), sino que tenés tus historias, tu personalidad, etc, etc, etc.¿Son místicas tus poesías? Algunas, puede ser ¿Tienen que ver con la religión? Ciertas imágenes están inspiradas en el catolicismo. ¿Hablan del pecado? Sólo en un sentido poético ¿De la culpa? No, no, no creo en el pecado, pero algunas metáforas o imágenes están inspiradas de alguna manera en el catolicismo.¿Te gusta ser como sos? No del todo, me gustaría cambiar algunas cosas. ¿Qué pasa si yo saco la bufanda que guardaste en la carpeta? ¿Para qué harías eso? (Lo hace. La vuelvo a guardar). Porque de otra manera, como no ando con bolso, la perdería, por eso la guardo en la carpeta. ¿Tenés manías, obsesiones? Mmmm no, creo que tiene que ver con la ansiedad. Guardo la bufanda por ansiedad (y porque evidentemente quiero irme), no puedo estar mucho tiempo con las manos quietas (o nada de tiempo). Es decir, ante la obligación de quedarme acá sentada, necesito hacer alguna "escultura" con las cosas que hay en la mesa. Siempre lo hice. Supongo que es ansiedad. La timidez es un problema de ansiedad, ¿no? No quiso responder. Citó algo acerca del destino, de Borges: el azar y el destino son lo mismo y me preguntó que opinaba al respecto. Todo depende de si uno cree o no en el destino, está diciendo que el destino no existe. Le gustó mi respuesta y dijo que ya estaba mejorando. Pero tengo que seguir pensando en eso para la próxima consulta ginecológica (aunque nunca tuve una primera) además de llevarle mi poesía. Total, ya habrá tiempo para el análisis médico...

P/D: Pensándolo mejor me quedo con la ginecóloga del barrio, la que me cruzo en el colectivo, la que no saludo, porque me causa cierto pavor que me reconozca. ¿Reconocerá a todas sus pacientes de la misma manera?

Epílogo: ¿Si me río seguido? No soy del tipo risueño, pero después de esta consulta estuve riéndome 15 cuadras camino a mi casa.

miércoles, 23 de abril de 2014

Seréis como dioses- Minirrelato


 Cuando Adán mordió la manzana, Eva gritó de horror. Confundido, porque el grito provenía tras de sí, volteó para ver a la Eva vestida que corría hacia él, mientras la Eva desnuda e incitante que tenía frente a sí desaparecía. La Eva asustada había visto a Adán desnudo bajo el árbol y ahora lo veía avergonzado, tratando de ocultarse. Fue la única vez que la sed les trajo el olor de un Oasis cercano.
 Llegaron a la conclusión de que la serpiente mordió la manzana primero, cuando todavía no había sido condenada a desplazarse arrastrándose por el piso.


jueves, 26 de diciembre de 2013

Historias de la menstruacion

                                                                  "Ni la una y ya: me indispuse, se me rompió el                                                                                   lavarropas y me saltó pasta dentífrica en el ojo"                                                                              (publicación en facebook de chica de unos 25 años).

    En el siglo XXX si el mundo y facebook sobrevive (este último como un residuo tóxico o de naturaleza tan inestable que deba ser tratado como esas muestras analizadas con carbono 14 -entonces mejor debería decir en el siglo M) los habitantes, que hoy podríamos imaginar como extraterrestres, tendrían esas muestras en la mano y estarían tan perplejos como nosotros ante las ruinas del paleolítico (sí, estoy exagerando y pongo acentos en los monosílabos porque quiero, tampoco me vengan con eso de que la "v" ahora se llama "uve" y que los niños tienen que aprenderlo así de ahora en más) (me gustan los paréntesis, uno piensa así, entre paréntesis, entre comillas, paréntesis de paréntesis de paréntesis, espiral infinito, cortocircuitos sin centro). Quizás termine escribiendo sobre esas cosas que surgen entre paréntesis o no, o haga caso al titulo de este post. Vos me dijiste que la menstruación sería un buen tema de post. Lo pensé y me pregunté por qué, todavía no se por qué, pero no importa, aparece esa publicación en la página de noticias de esa red social y pienso "mirá vos, algunas mujeres publican eso en el muro, vaya uno a saber por qué, y muchas otras se la pasan hablando de sus días dolorosos”. Como si el mundo tuviera que detenerse porque ellas están "indispuestas", como si alguien más tuviera que soportar ese "martirio" que ellas dicen sufrir (muchas podrían odiarme por escribir este post). Ok, te vino. Y te parece que puede incluirse en la sucesión de hechos desafortunados del día. Más que desafortunado me parece afortunado, a menos que quieras pegar un telefonazo a la cigüeña. Bah, en realidad me reí mucho con esa publicación, no es una crítica ni nada que se parezca, sino una excusa para escribir sobre esto.

II

 “Las mujeres son lo más sucio que hay” decía mi abuela para empezar sus lecciones sobre sexualidad que nunca incluían hablar de sexo, más bien eran instrucciones o recomendaciones para “prevenir” el embarazo ( o no “enfermarse” de embarazo), como no mirar ni hablar directamente con hombres. Hablar de sexualidad es un tema, es cierto. Por algo algunas niñas han llegado a pensar que un beso podía embarazarlas. Por algo una pareja decía con perplejidad al médico, igual de perplejo que ellos, “cómo puede ser que mi mujer haya quedado embarazada, si yo tomé siempre los anticonceptivos” (los de ella!). El monólogo de mi abuela siempre terminaba con la frase “el hombre es lo más sucio que hay, sólo quieren una cosa y una vez que la tienen, si te he visto no me acuerdo”. “Pájaro que comió voló”, y hacía ese gesto con la mano que quería decir que el tipo se iba a la mierda. El día que le conté que me había hecho señorita y no puercoespín se le humedecieron los ojos y me abrazó como ella abrazaba, con fuerza y con todo el cuerpo. Corrió a contarle a mi papá, que se puso serio y me preguntó si estaba bien recién al rato, pero para decir algo, porque en realidad no sabía qué decir. Al día siguiente tenía que ir a la escuela, fui en jeans un día caluroso, pensando que el apósito (que era bastante grande en realidad) podía verse desde la luna. Incómodo, totalmente incómodo. Pero esos apósitos enormes ya no existen y fueron reemplazados por otros más anatómicos y menos parecidos a pañales.
     Una compañera de la primaria hizo una encuesta a todas las chicas del curso para preguntarles si se masturbaban. Todas respondieron que no. A mi no me había preguntado (viste, no le puse acento al monosílabo), entonces yo le pregunté por qué no me lo preguntaba. Me dijo “hay que ser señorita para masturbarse”. “No, no hace falta”, dije yo. “Ah no? Decía que no sabía cómo se hacía, entonces quería que alguien se lo dijese. Yo no iba a hacerlo, me parecía obvio que mentía. Todas aquellas que dicen que no saben como hacerlo, mienten, o algo anda mal en sus cabezas (me dijiste que la masturbación femenina también sería un buen tema para un post ¿escribiré ese post? who knows...). A las chicas, en general, no les gusta hablar de masturbación y prefieren decir que no lo hacen, para no tener que hablar del tema ¿por qué interesan tanto esos detalles? Sabemos que los hombres hasta tienen nombres para las diferentes técnicas. Pudor femenino, dirán algunos. Un periodista que entrevistó a Florencia Peña por el video XXX que se filtró en los medios sin su consentimiento, dijo “lo que es el pudor femenino”. Claaaro, si un video lo muestra a él con una mina seguramente no va a sentirse pudoroso. Imagina que va a sentirse como un héroe y catalogado como tal. No lo sabemos porque nunca pasó, se cree de antemano que el tipo no va a sentirse avergonzado, o que en todo caso no va a “vender” como noticia, porque qué tiene de extraordinario que los hombres tengan sexo. Que las minas se acuesten con sus maridos sí vende (el marido de Florencia seguro no se sintió afectado, igual a nadie le importó). Pienso que no se acepta que las mujeres tengan sexo, o de lo contrario dejaría de ser sorprendente.
     Esta conversación me recuerda a otra que tuve en la secundaria con un grupo de chicas con las que no hablaba muy seguido. Una nos preguntó si queríamos llegar vírgenes al matrimonio (llevar vírgenes? cómo es eso?, perdón entendí mal). Todas dijeron que sí. La chica que hizo la pregunta dijo también que sí, porque “si lo hacés con uno y te peleas, después lo vas a hacer con el otro, y también puede ser que te pelees, y así sucesivamente, entonces te vas a acostar con un montón de tipos” (qué barbaridad). Yo dije que no, porque igual no iba a casarme y porque nadie esperaba que mi marido hiciera lo mismo. En ese entonces era virgen y no estaba ni cerca de dejar de serlo. No me interesaba tener novio tampoco. Sólo me interesaba saber quien era yo y llegar a ser libre de pensamiento. Podría apostar a que ellas tuvieron sexo antes que yo y que la mayoría no llegó virgen al casamiento. El problema entonces está en la palabra, en poder hablar de ciertas cosas, se apela a lo que se acepta de antemano como correcto y listo, no se discute, no hay que entrar en detalles. Quizás exagere, quizás no. La nube de lo políticamente correcto, y la hipocresía resultante, se mantiene de la repetición en de boca en boca  de lo que dicen decir todos. La nube está ahí para defendernos de la temida “anarquía”. Sólo hay que decir lo que hay que decir, aunque después hagamos otra cosa, pero total no lo decimos, entonces tenemos a aquella otra nube, opuesta a aquella pero sobrevolando a mayor distancia, buscando tomar fuerza para reemplazar a la otra o absorberla. Nubes que se expelen entre sí por sus distintos campos magnéticos. Nubes que pueden hacerse polvo en cuestión de minutos. Nubes que aparecen y desaparecen en virtud del tiempo.


III

     Voy a decirlo de una vez: Arjona, ¿qué carajo sabés de la menstruación femenina? Menos mal que no escuché esa canción en “mis días” (los otros no son míos sino de alguien más que usufructa mi cuerpo ?????). Nunca escuché el tema entero. Qué carajo sabés, qué carajo sabés, que no podés acostarte con la mina en esos días o que hay que ser creativos. Pobrecita está deprimida en esos días, está belicosa. Mejor no me acerco, puede ponerse a llorar o agarrárselas conmigo. Mejor la consiento un poco. Lleno de lugares comunes. Quiero comunicar formalmente a la sociedad masculina que muchas mujeres no nos enteramos del supuesto cambio hormonal. Pero tenemos que soportar la analogía: enojo = menstruación, belicosidad = menstruación, mal humor = menstruación, que sí nos hace enojar. Hay muchas cosas en el mundo que pueden hacernos rabiar, como el tema de Arjona. Por las dudas, qué nadie me diga estas cosas en “mis días” o se pudre todo!!! Y mucho menos mencionar ese temita de Ricardo en ninguno de “mis días” (en ninguno de los 30 días del mes)!!!                                                                             

lunes, 14 de octubre de 2013

El día que fui a una vidente

Sí, una vez fui a una vidente. En realidad fui arrastrada a ella por la fuerza de la casualidad -o la causalidad, no siempre entiendo la diferencia. Una persona que conocía había decidido ir a visitar a una pariente suya con poderes premonitorios y me pidió que la acompañase, “para ver qué te dice”. Subimos en ascensor los 7 pisos hasta su departamento. Fue la primera vez que vi rejas en el interior de un edificio, el que me recordó un poco a una cárcel (tengo pensado hacer un álbum de fotos titulado “edificios-cárceles en plena orbe”). Las rejas eran blancas y formaban figuras enrevesadas, laberínticas.
Apenas entré la vidente me miró de una manera inquietante, fija y concentrada. Como queriendo leer algo, valga la redundancia. O quizás yo la miré como pensando que quería leer algo en mí y ella me miró sabiendo que yo esperaba que ella leyera algo. En ningún momento expresé mi deseo de conocer mi futuro, por eso me sorprendió que cuando menos lo esperaba ella tomara mis manos y comenzara a leerlas. Entonces no habría duda de que lo que dije antes sobre su mirada había sido impresión mía, porque lo que había que leer estaba en otro lado. O ya había leído y lo de las manos era su acting. Sin embargo, había algo en sus ojos, una profundidad oscura e indescifrable. Una especie de iris opaco. Estaba más que claro que había alguien que miraba y alguien que era mirado, que los roles estaban definidos de una forma y no de otra, que yo no podría jamás mirarla a ella.
De las cosas que me dijo algunas se cumplieron y otras no, por ejemplo que un conocido iba a recomendarme para un trabajo. Al poco tiempo (un poco menor del que ella predijo) estaba trabajando y un conocido me había recomendado…Lo que nunca hubiera podido saber, o no hubiera querido revelar, porque hay algo de final feliz en la videncia, es que el trabajo, relucía demasiado...como toda solución que pretende ser la solución a todos nuestros problemas, huele a magia amortizada, puro polvo que se desvanece en pocos segundos.
Otra cosa que me dijo es que en dos años iba a vivir con mi futura pareja, a la que todavía no conocía. En ese momento había conocido a alguien, por eso pregunté de nuevo si ya lo conocía. Me dijo de nuevo levantado sus cejas con aires de seguridad que NO. Igual seguí saliendo con esa persona, pero alguna vez vi flotar a mi alrededor esa pregunta, de si alguien podía en su sano juicio hacer caso a una vidente. Digamos, si alguien podría haber decidido dejar a la persona que está conociendo por la persona que supuestamente va a conocer, la que le está “destinada”. Pasaron más de dos años, no conviví con nadie, no tuve esos dos hijos tampoco, ni abrí el negocio con mi pareja, para resumir en ese tiempo nada parecía inclinarse a favor de lo que comúnmente se llamaba (porque últimamente no lo escucho) “sentar cabeza”. Asentarse. Sentarse. Ser sedentario. Soldarse a una silla, siempre la misma, que a su vez está soldada, siempre en el mismo lugar. Desde la seguridad del asentamiento podrían desplegarse alas. Pero en realidad son ramas absortas en la contemplación de un cielo inconmensurable. Si somos dos caminemos de la mano, pero no nos sentemos, por lo menos hasta que nuestras piernas ya no lo resistan, hasta que nuestros cerebros estén encanecidos y debilitados.
Más o menos a los dos años, estaba conviviendo con amigos y parientes. ¿Habrá visto mal? Siendo una situación quizás atípica, pudo haber “leído mal”. Imaginaba la videncia exactamente como eso, como ver imágenes que podían ser interpretadas o malinterpretadas. En el fondo quería creerle, parece. Hacer lo posible por encontrarle un lugar a un relato que no lo tenía.
Cuando le pregunté por mis estudios, me dijo “vas a hacer lo que vos quieras”. La respuesta parecía hecha a mi medida. El problema era desearlo lo suficiente, cosa que normalmente tambaleaba y se disfrazaba de cosas distintas. Ok, el problema es averiguar si realmente quiero lo que quiero, o en su defecto, averiguar qué mierda quiero. Depende de mí, de que mi voluntad harapienta se ponga a remendar. ¿Si no termino la carrera es porque en realidad no quiero? La respuesta ahora me parece funcional, y en algún punto tranquilizadora. Tener la posibilidad de hacer lo que sea que uno quiera, no simplemente lo que pueda. ¿Habrá sido también psicóloga esta vidente? Al momento parece que todavía quiero terminar la carrera...
Hace poco me contaron sobre una vidente que tenía información bastante precisa acerca de algo que tenía preocupado a mucha gente. No le creí, la persona que me contó tampoco, ni ninguna de las personas que lo escucharon. Me indigné buscando una explicación a su “videncia maliciosa”: si estaba segura de lo que sabía, ¿por qué no lo decía a los que podrían haber hecho algo con la información? Si no estaba segura, ¿para qué lo decía? ¿estaba segura de que nadie iba a creerle? ¿realmente no intentó decírselo a quienes importaba?¿adivinó o tuvo suerte como quien juega a la lotería? Ninguna respuesta cierra, pero prefiero no cruzarme con alguien quizás infalible. No me interesa saber lo que me espera, sino sorprenderme, sentarse no tiene ninguna gracia, no existen ni los finales felices ni las soluciones mágicas y perdurables. Si la vidente que me “leyó” adivinó algo, es que no iba a creerle o que en todo caso no quería realmente conocer mi futuro. Sigo queriendo atribuirle un acierto, es que en el fondo soy optimista. Y también en la puerta de mi casa, y en la vereda y probablemente también en el colectivo. Solamente una cosa “vas a hacer lo que vos quieras, lo que te propongas”, nada más. Aunque parezca contradictorio la vidente me dijo que el futuro no existe, como algo ajeno o predeterminado, porque es lo que quiero que sea. Qué lindo moño que le puse. Ni el Destino, ni Zeus, ni los dioses rebeldes, ni los demiurgos, en todo caso, videntes a los que no hay que creerles, o más vale que mientan.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Doble o nada

Cuando llego tarde
los relojes adelantan las horas
todos, menos el mío.

Cuando llego a tiempo
todxs llegan quince minutos antes.

Cuando llego temprano
el mundo se confabula
para amanecer tarde

Cuando llego primera
lxs últimxs son los primerxs.

Cuando llego a lo último
lxs primerxs son los primerxs.

Si pudiera arreglar mi reloj
mecánico-biológico-psicológico-espiritual
no tendría que esperar hasta el aburrimiento
no tendría que correr hasta el cansancio.
no tendría que llegar para los aplausos

(Y en la calle codo a codo
seríamos mucho más que dos).

Cierto que tengo un Blog!

¡Hace cuánto que no ando por acá! La culpa la tiene el tiempo, siempre se me escapa, siempre está corriendo y yo atrás tratando de atraparlo, de abarcarlo, de  lentizarlo. Alguna vez escribí: si me cuelgo de las agujas del reloj tal vez ellas se detengan un momento y me contemplen como lo hago yo siempre. Queda mejor en verso:

Me cuelgo de las agujas del reloj
para quitarles impulso
tal vez así ellas detengan sus pasos
y pueda contemplarme en sus pupilas.

Pero el tiempo es una hoja seca
que se quiebra en mis manos.

 Creo que todos los que leen este blog, los 3 o 4 que lo hacen, saben que estuve leyendo el Manual de estilo de Raymond Queneau y que estoy yendo a un taller de escritura desde principios de año.  El taller fue el promotor de la lectura de ese libro. Pero no creo que les haya contado lo que pensé cuando leí este relato con estilo "torpe". Lo pego acá para que lo lean:

Torpe



No tengo costumbre de escribir. No sé. Me gustaría escribir una tragedia o un soneto o una oda, pero están las reglas. Eso me corta. No son cosas para aficionados. Todo esto ya está muy mal escrito. En fin. En todo caso, hoy he visto algo que me gustaría mucho asentar por escrito. Asentar por escrito no me parece muy acertado. Debe de ser una de esas frases hechas que repelen a los lectores que leen para los editores que buscan la originalidad que les parece necesaria en los manuscritos que los editores publican cuando éstos han sido leídos por los lectores a quienes repelen las frases hechas del tipo «asentar por escrito» que es, sin embargo, lo que me gustaría hacer con una cosa que he visto hoy, aunque yo sólo soy un aficionado a quien cortan las reglas de la tragedia, del soneto o de la oda, porque no tengo costumbre de escribir. ¡Joder, no sé cómo me las he arreglado pero ya estoy otra vez al principio! No me vaya aclarar nunca. Da igual. Cojamos el toro por los cuernos. Un tópico más. Y, además, el chico aquel de toro no tenía nada. Mira, eso no está mal. Si escribiese: cojamos al mequetrefe por el cordón de su sombrero de fieltro a un largo cuello pegado, a un cuello superlativo, tal vez eso seguramente sería original. Quizás cosas así me permitirían conocer a los señores de la Real Academia, del Gijón y de la editorial Cátedra. Al fin y al cabo, por qué no iba a hacer adelantos. La práctica de escritura hace maestro en literatura. Qué bien me ha salido eso. Aunque no hay que perder los estribos. El tipo de la plataforma sí que los perdió cuando se puso a insultar a su vecino con el pretexto de que este último le pisoteaba cada vez que se encogía para dejar subir o bajar a los viajeros. Lo mismo que cuando, después de haber protestado de aquella manera, se fue deprisa a sentarse en cuanto vio un sitio libre dentro, como si se oliese los palos. Mira, ya he contado la mitad de mi historia.
No sé cómo lo he hecho. Hasta es agradable esto de escribir. Aunque queda lo más difícil. Lo más duro. La transición. Y aún peor porque no hay transición. Mejor lo dejo.

Supongo que ya lo saben, es bastante evidente que es un estilo que usé mucho en este blog (para el que ando buscando un editor ortográfico y gramatical, ad honoren, indignación garantizada). Me ofendí un poquito cuando leí la palabra "torpe", pero ¡es torpe!. Un texto que no sabe cómo empezar, hacia donde va, qué va a contar y que es testigo del golpeteo rítmico de las teclas sin ningún fin evidente, que termina abruptamente o en la nada (o cuando me echan de la Biblioteca donde lo estoy escribiendo). Lo mismo pasa con los comentarios. Lo mismo pasa también con mi vida. Tal vez. Esto da para mucho. Mejor lo sigo otro día!


lunes, 8 de julio de 2013

Post que sirve como excusa para publicar una cita de "Lolita" de Vladimir Nabokov

  Veo a las niñas de 11 años meterse en la pieza un segundo después del brillo en los ojos cuando se miran, dos segundos después de que la invitada cruza la puerta. Yo hacía lo mismo: tenía cosas importantísimas de que hablar con mi amiga, y que NADIE debía escuchar. Echar al hermano menor o a una madre charlatana era una parte molesta del proceso previo a quedarnos solas y hablar hasta que nos golpeaban la puerta para ofrecernos un vaso de chocolatada con vainillas. Me sentía de 40 años, con toda una vida que podía rememorar sin aburrimiento ni fastidio. Lo raro es que a medida que fue pasando el tiempo me sentí más y más pequeña, más y más vulnerable. A esa edad llegué a decirle a un chico que me gustaba, y el pobre casi se desmaya del susto. Mis hermanas me decían "Lolita", aunque no tenía nada que ver con el personaje (con la idea que se tiene en general del personaje), salvo las dos primeras letras del nombre.
  Hace poco leí Lolita, la novela de Nabokov. La prosa es inigualable, de esas que te extirpan las ganas de ponerte a escribir una novela, o un cuento, o un post, aunque también tiene sus puntos débiles, casi llegando al final, como si el aburrimiento del lector sirviera de anticipo al final, como si el autor quisiera demostrarte que las cosas se caen por su propio peso. El final, por supuesto que ya no aburre. No quiero contar la novela, o contar lo menos posible, aunque creo que lo que voy a decir no es nuevo, incluso para los que no la leyeron.
  Por la misma época en que leí la novela entré a una especie de red social para lectores, donde cada uno puede hacerse un perfil con los libros que leyó, los que quiere leer, los que está leyendo, y puede opinar y leer opiniones de otros lectores sobre libros. No entré más de dos veces, la idea de volcar mis experiencias como lectora en una red social me pareció imposible, agotadora y agobiante. Probablemente vuelva a entrar...(no, realmente no!). La mayoría acordaba que el mayor mérito del autor de Lolita había sido lograr que el lector se congraciara con el personaje, con la "enfermedad" del personaje. Que el lector comprendiera la dimensión de la enfermedad del pobre pederasta...Y sí, la novela no funciona si el lector no se mete en la cabeza del personaje, si no llega a sentirse en algún momento Humbert Humbert.
  El enigma de la novela es Lolita, no hay un narrador omnisciente que pudiera decirnos algo sobre ella, todo lo que sabemos es de boca de Humbert Humbert, que crea una Lolita a imagen y semejanza de sus oscuros deseos. Pero hay una escena que escapa de su filtro mucho más que otras:

(...) Avis se colgó del cuello de su padre y aplicó su boca a su oreja, lo cual tuvo como consecuencia que aquél abrazara, un tanto mecánicamente, a su regordete y bien desarrollado retoño, vi que la sonrisa de Lo perdía su brillo y se convertía en una sombra congelada de sí misma, y el cuchillo de postre se cayó de la mesa, y su mango de plata le dio un buen golpe en el tobillo a Lolita, que gimió, bajó la cabeza y, saltando a la pata coja, con el rostro afeado por esa muestra preparatoria que mantienen los niños hasta que se ponen a llorar de verdad, se marchó a la cocina, a donde la siguió para consolarla la buena de Avis, que tenía aquel papá tan rosado, tan gordo y tan maravilloso, y un hermano pequeño igual de regordete que ella, y una hermanita recién nacida, y un hogar, y dos perros sonrientes, mientras que Lolita no tenía nada.

O peor aún, tenía a Humbert Humbert...
"Lolita" es un sobrenombre que suele aplicarse a una adolescente que se "destapa" por primera vez. Es la imagen que quedó de este personaje, la "Lolita" hija de los pensamientos de Humbert Humbert. Yo me quedo con la imagen que se desprende de esta cita, una imagen que por supuesto vende mucho menos, aunque me dejó un sabor amargo en el paladar.

miércoles, 19 de junio de 2013

Ocupaciones de una mente ociosa. Capítulo I: My little dog

 A veces se me pega una frase en el paladar y la repito y la repito y la repito hasta que pierde sentido y se convierte en una cadena de sonidos divorciados de cualquier cosa inteligible. Como la comida, si se mastica muchas veces pierde textura, sabor, temperatura y al final no podemos diferenciarla de nuestra propia saliva. Tenemos perros, los seres humanos tenemos perros (o gatos, pero como yo tengo perros pensé la frase así, che). Tenemos perros ( y la introducción que pretendía ser lírica ¿para qué?). Pierde sentido casi de inmediato. En algún momento los pichichos cambiaron su genoma para vivir y necesitar a los seres humanos. Los gatos también lo hicieron, o lo fingen muy bien. Pero no quiero hablar de los gatos, ni de las diferencias entre los gatos y los perros, ni del genoma, en realidad quiero hablar de MI perro. ¿De qué otra cosa podría hablar una mente tan ociosa como la mía?
 Para ser más específica, quería hablar de la sexualidad de uno de mis perros. Es macho, raza mestiza, de 11 ó 12 años de edad, cumple los años en navidad, y podría decirse que fue como un regalo navideño, de esos que te llegan cuando menos lo esperás. No entendemos cuál fue la mutación genética que sufrió el animal, y cuál o cuáles fueron los motivos o factores desencadenantes de su peculiar modo de ser. Lo cierto es que le gusta salir a la calle a buscar parejas sexuales, hembras o machos, perros o gatos, piernas humanas o ramas de árboles, o algún que otro oso de peluche (sin desmerecer a los otros animales de peluche) que no sabemos cómo puede ser que sobreviva a esos ataques. Tiene miedo de esa estupidez humana llamada pirotecnia, pero si se le presenta alguna oportunidad de satisfacer sus apetencias, se olvida completamente de los ruidos que en otro momento hubieran bastado para arrojarlo abajo de la cama. Estuvo perdido un mes a causa de esos ruidos idiotas. Pero eso no hubiera pasado si se hubiera encontrado con algún can que erecte sus orejas...
 Esto seguro tiene que ver con su terquedad extrema. De eso nos hacemos cargo en mi familia, porque siempre queremos tener la razón en todo. Siempre. Podemos defender durante horas que el cielo es verde, mientras otro dice que es violeta, y esto haciendo uso de un delicado dominio de la argumentación que siempre concluye con un portazo, una puteada o el silencio. Sí, el silencio que sigue al agotamiento inútil de las neuronas hasta el día en que la discusión se reactiva. Así que, como fiel discípulo que es, si el pichicho quiere salir y nadie le abre la puerta, salta por la ventana (no importa cuánto tenga que retorcerse y achicarse para pasar) o salta desde el techo (no importa que tan alto sea el techo). En cuanto a la sexualidad desenfrenada y sin tabués, eso es cosa del perro, nadie se hace cargo de nada, nadie pregunta nada ¡nadie pregunta nada! Menos mal que somos muchos y podemos pasarnos la pelota mutuamente. Y si los vecinos nos miran raro, podemos mudarnos, aunque igual lo hacemos cada dos años, o cada año y medio, o cada medio año (portazos, puteadas, silencios).
 Los vecinos ya vinieron a tocarnos timbre. Nos miran raro ¿esa es tu perrita? ¡No! es un PERRO ¡Ah! (ceño fruncido). Fíjate que está cruzando como loco, persiguiendo a ese otro perro que no sé de donde vino... ¡adentro Rockefort! ¡Vos no, andate a tu casa! (puerta indecisa que se abre y se cierra) ¡Roquesito! ¡Rock!¡Roque! Se fue a la mierda otra vez...

jueves, 23 de mayo de 2013

El currículum que siempre tuviste y nunca te animaste a mostrar

Datos personales:

Nombre y Apellido:                             Eulalia Lia Laia
Edad:                                                 5 años más que en la foto.
Domicilio:                                          lo cambio cada dos años
Fecha de nacimiento:                           ídem que para la edad.
Nacionalidad:                                     ¿por qué interesa esto?
Disponibilidad horaria:                       puedo trabajar sin quejarme dos horas diarias, de 14 a 16 hs, por el sueldo que vos considerás que corresponde. Podemos negociar lo de las horas, pero a más horas, el sueldo por hora aumenta, y esto también depende de las tareas que se me asignen.

Estudios cursados

Primarios: los hice en una escuela pública, con compañeros de hasta 16 años, cuando todavía existía una materia llamada "Actividades Prácticas" a la que sólo íbamos las mujeres. Esta materia contribuyó más que ninguna otra a mi educación sexual, ya que la maestra aprovechaba que nos dejaba con agujas de tejer en la mano para ir a tomar un mate cocido con la portera y con otras maestras que también se habían tomado un descanso verde. No hace falta que agregue que nunca pasábamos de la instancia de poner los puntos en las agujas, que era lo que en realidad hacía la maestra antes de irse (eso de poner los puntos es más complicado de lo que parece, che).
Secundarios: Prefiero no acordarme de ellos, o pensar que fueron un asunto secundario en mi vida de adolescente. Lástima que no lo fueron! Los hice cuando existían materias como "Estenografía" (materia que nos iba a salvar en el momento de tener que tomar nota de tooodo lo que dijera el profesor en la universidad o nuestro jefe en la oficina, absolutamente útil para escribir más rápido las listas de compras) y "mecanografía" (la idea era prepararnos para trabajar en Tribunales, aunque no se por qué íbamos a querer hacer eso). Empezamos a tener computación en los últimos años de cursado, de una manera bastante ensayística, porque partía de la base de que nadie había visto una PC antes (leáse clases de apagado y encendido del aparato, de cómo guardar un archivo de Word, de cómo abrir el navegador, de cómo hacer un dibujo en Paint, etc). La educación en sí se mostró caduca apenas salí del secundario. Ningún jefe me pidió que tomará notas de cosas a una velocidad tan extraordinaria, y los Tribunales comenzaron a usar máquinas para tomar notas, con un sistema bastante distinto al que nos habían enseñado. Ah! antes de que me olvide, mecanografía me sirvió para acostumbrarme a pegarle duro a las teclas digitales de los teclados de ahora.
Ok, alguna cosa útil aprendí en el secundario, es cierto...
Universitarios: en este momento los estoy cursando, lo que significa que cualquier trabajo remunerado que vaya a realizar no debería quitarme tiempo importante de estudio ni de cursado, ni mucho menos energía cerebral. No puedo trabajar full time para su empresa que realmente me importa muy poco, para que Ud. se vaya dos veces al año a Colombia, utilizando parte del sueldo que debería estar pagándome. Tampoco me interesa que me llame por teléfono fuera de mi horario de trabajo para preguntarme si envíe los mails o si fui a la librería a comprar formularios.

Experiencia Laboral

Trabajé repartiendo volantes para una empresa que quería vender globos espanta-palomas: una genialidad!
Después salí a pegar imanes con la publicidad de una financiera que ofrecía créditos a los poseedores de tarjetas de crédito con intereses usureros. Las pegaba en los teléfonos públicos que había antes en la veredas,  y que casi siempre se tragaban las monedas. Ambos trabajos en negro, así que no es posible comprobar que los haya realizado de verdad ¿lo habré soñado? Además el de los globos se fundió, no entiendo por qué.
Atención al público en heladería: lo de atención al público es una idealización, porque se trata sólo de despachar los helados lo más rápido posible, y en los momentos libres limpiar todo el helado que se cayó al piso, en la sillas, en la mesa, en el mostrador, etc. No fui una buena empleada porque servía los helados demasiado grandes (el cliente tiene que irse contento, che!) y eso podía perjudicar a la empresa. También trabajé en negro, y por unos míseros pesos la hora, por eso prácticamente me fui corriendo a buscar otro trabajo. De lo que no me puedo quejar es de la cantidad exorbitante de helado que comí ese verano (y sin engordar un hilo -ojalá hoy pudiera decir lo mismo).
Administrativa en una fabrica: acá podría aplicar la frase "de guate-mala a guate-peor" o citar alguna frase del Lazarillo de Tormes, pero tampoco exageremos tanto. Digamos que también estaba en negro y también me pagaban mal, pero aprendí algo muy importante: a no trabajar nunca más por tan poca plata, ni a intentar hacerle entender a un jefe cómo se usa una planilla de Excel.
Administrativa en empresa de telefonía: acá aprendí que tengo que evitar indefectiblemente esos trabajos oficinescos que tanta gente se desvela por conseguir. Al principio estaba como pasante y luego me pusieron en blanco como se debe. El trabajo de oficina era como el trabajo de atención al público elevado a la quinta potencia: tenía que atender a los clientes que llegaban a la oficina, a los que enviaban mails, a los que te hablaban por el chat, a los que te llamaban por teléfono y a alguno que otro anticuado que te enviaba un fax. En el medio podía llegar tu jefe y preguntarte si te gustaba la alfombra nueva de su oficina, el color de su auto nuevo o el uniforme espantoso que había comprado para todos los empleados. No acepto nunca más otro trabajo en negro ni alguno que incluya jefes con la crisis de mediana edad.

Qué quiero lograr trabajando en su empresa: trabajar el menor tiempo posible por la mayor cantidad de plata. Tener una obra social que no me haga esperar un mes y medio por un turno, y en lo posible que tenga un plan odontológico razonable, y no recién a los seis meses. Lo mismo para el plan materno-infantil, aunque ahora no me interese para nada.
Por qué quiero trabajar en su empresa: no quiero trabajar en su empresa, pero tal vez me pareció la menos peor entre las peores, o es por la sencilla razón de que sacó un aviso en el diario ¿qué otra razón puede haber? Si me contrata no le aseguro cuánto tiempo voy a quedarme, todo depende de que su empresa sea realmente lo que dice ser, y de que en algún momento realmente me interese a mí trabajar en su empresa. O del hecho de que no encuentre otra cosa mejor...
Cómo se enteró de nosotros: ídem respuesta anterior, no tengo poderes telepáticos.
Habilidades interpersonales: nulas.
Por qué cree que debemos contratarlo/a: no creo que deban contratarme, aunque tengo la esperanza ¿?

lunes, 15 de abril de 2013

Lección de puntuación para principiantes o incursionistas curiosos


Siempre que hay oposición hay reconocimiento...
¿Siempre que hay oposición hay reconocimiento?
¡Siempre que hay oposición hay reconocimiento! 


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miércoles, 3 de abril de 2013

Delirio callejero. Episodio I

Dos personas en una moto
los dos tienen cascos puestos
relucientes y rojos. Weird...

Sigo caminando
un auto parado en la desolación total de un domingo a las 22.30 hs.
esperando que el semáforo cambie
de rojo a verde. Very weird...

Un grupo de pendejos
se acercan a un tacho y tiran
sus botellas de gaseosas y la bolsa de papas fritas
(sin las papas fritas).  Ok. What´s going on?

"This is just a bad dream", I said
justo en el momento en que me ceden el paso para cruzar la calle
media sonrisa y cara de susto cruzo
esta vez tranquila
y por la senda peatonal.

Maybe it's a nightmare...

lunes, 25 de marzo de 2013

Día del Escudo Nacional

 Me divierte pensar que vas a caer en este blog llevado por alguna estúpida tarea escolar, así como creíste que este blog decía algo sobre el arte abstracto o sobre Kandinsky. Muchos caen acá buscando algo sobre este pintor y sé que si escribo su nombre más veces van a caer muchos más todavía. No es mi intención, no van a encontrar lo que estaban buscando y probablemente no entiendan el idioma, pero de todas maneras pueden seguir pasando, y leer y criticar a gusto.
 ¿Te dieron esa tarea, la de buscar y memorizar las partes de nuestro hermoso Escudo Nacional? ¿Es la primera tarea de memorización que te dio la Escuela? Si respondés afirmativamente a la segunda pregunta, entiendo por qué empezaste a odiarla y por qué va a resultarte cada vez más pesada de ahora en más.
 (Pasaron varias semanas desde el día del Escudo, estás en lo cierto, este post es de esa fecha).
 Copio y pego, lo que sigue es totalmente aburrido, pero creo que hace falta (le va a servir a los chicos para sus tareas el año que viene):

El superior azul representa la Justicia, la Verdad, la Lealtad y la Fraternidad.
El inferior blanco, símbolo de Pureza, Fe, Hidalguía, Integridad, Firmeza y Obediencia.
Los dos brazos que entrelazan sus manos, representan la unión fraternal de los hombres y los pueblos; la pica que sostienen es símbolo de la Autoridad, el Mando, la Dignidad y la Soberanía, y  el gorro frigio que se encuentra en su extremo, representa la Libertad, la Igualdad y el Sacrificio.

  Te piden que lo "memoricés" a una edad en la que no te queda otra más que memorizar, porque comprender, "leer", está fuera de tu alcance. Es que se olvidaron de explicarte qué significa simbolizar o representar, o te remitieron al diccionario, aunque tal vez no sea suficiente (la desventaja es más para los chicos, pero en la secundaria puede darse algo similar). 
  Yo estoy entre los privilegiados que tenían que memorizar canciones o poesías, antes de memorizar cosas tan abstractas, que difícilmente un chico pueda entender: ¿soberanía? ¿sacrificio? ¿integridad? o peor aún: ¿pureza? ¿justicia? ¿libertad?
  Ah cierto, me olvidaba, la vida tiene que entrar a la escuela ¿no?, y si es el día del Escudo Nacional hay que planear una lección que esté relacionada para no dejar de conmemorar una celebración tan importante para nuestro querido país. Y si los chicos pueden estar gran parte del día pensando en las partes del Escudo y lo que simbolizan, mejor. Tarea cumplida. Firma y sello del supervisor del turno. Conciencia tranquila a la hora de babear la almohada. ¿Cómo puede ser que los alumnos se aburran y prefieran jugar con la compu? No lo entiendo.

viernes, 1 de febrero de 2013

Poderosa Afrodita- Playlist

 Tengo que confesar a los lectores de este blog que mi melomanía incurable me llevó a sentarme varias horas frente al ordenador (ni que fuera española, che!) para hacer la selección de temas que pueden escuchar en el reproductor que agregué a esta entrada. Al principio seguí la consigna de incluir cantantes mujeres con voces potentes y avasalladoras, de perfil más rockero que pop, después me entusiasmé con los covers, pero al final no quedaron todos los covers ni todas las cantantes son igualmente potentes y avasalladoras, aunque sí, son todas tremendas cantantes. Es la primera selección de música que hago, soy más de escuchar discos enteros que temas sueltos, y opino que el verdadero artista tiene que lograr hacer un buen disco, y no solamente un par de temas buenos por disco. Pero los compilados de música sirven como un primer acercamiento a artistas desconocidos, así como los covers. Por ejemplo, Patti Smith haciendo el cover del tema quemadísimo de Nirvana (al decir quemado no digo que el tema sea malo) me retrotrae al día en que escuché ese tema por primera vez y me produjo ese efecto que las quemaduras supieron atenuar. No voy a hacer una historia ni una reseña de cada tema que elegí, prefiero robarles tiempo de escucha más que de lectura, pero si alguien deja de escuchar a Yma Sumac, o no le gusta su música o su voz, que no se atreva a comentarlo públicamente! Es una broma, obviamente.
Los temas están pensados para ser escuchados uno después que el otro, como si se tratara de un disco, aunque esto lo hice de manera totalmente intuitiva y sin conocimientos musicales específicos. El reproductor es de Goear.com, pero un defecto en el código impide que se vea el logo (tampoco tengo conocimientos de html específicos).
Seguramente voy a incluir otras playlist, acepto todas las sugerencias y comentarios.











domingo, 20 de enero de 2013

Instrucciones para usar un paraguas

Premisa n° 1: estación estival. Premisa n° 2: Rosario, un viernes 5 pm. Premisa n° 3: paraguas de sombrilla ancha, mango de madera barnizada, punta de acero, estampado floreado de tonos fucsias y rosados.

  El paraguas me recuerda a Fisherton, a un arbusto que se llenaba de capullos de pequeñas flores y estaba en la vereda. Es un paraguas de abuela, cuyo funcionamiento de apertura y cerrado de sombrilla revela su edad, pero es más difícil de perder que el otro azul que se plegaba hasta desaparecer (de mi vista, por supuesto). Es uno de esos raros días en que la asociación "color del cielo" + "humedad insoportable" cobró materialidad en el susodicho floreado. Por suerte...
  Viernes 5 pm (hora pico), Rosario, tiemblan los pulsos débiles. Dominó de chasquidos de apertura de esos instrumentos de tecnología mecánica que deben sostenerse con una o dos manos, según la intensidad del viento que acompaña a la precipitada lluvia. Es preferible que los diestros usen la mano derecha y que los zurdos, la izquierda. El paraguas se abre presionando un botón situado cerca del mango, si lo tiene, porque los paraguas viejos suelen perderlo, en cuyo caso debe subirse manualmente el sistema de varillas hasta que se trabe y el paraguas quede completamente abierto. Pero si no se traba por sí solo hay que reemplazar el trabado automático por la presión manual del sistema de varillas en el extremo superior del eje central del paraguas, o mejor, comprar otro paraguas, lo que no va a ser difícil porque el paragüero ambulante lo va a estar esperando en el epicentro de la lluvia. Su presencia se debe a la intuición paragüística de los vendedores (me los imagino danzando en sus patios, hasta que ven un alguacil y corren a la peatonal, en el momento preciso en que toda esa agua se derrama sobre los desprevenidos). Otra de las posibles averías de último momento se produce cuando la tela impermeable que recubre el sistema de varillas se desprende del extremo de una o varias de estas varillas (la dimensión de la avería depende de la cantidad de varillas que sufrieron tal desprendimiento) lo que puede producir que parte o la totalidad de la tela se desprenda y el paraguas quede desnudo como un árbol en otoño. El viento muy fuerte puede causar la inversión del sistema de varillas, que generalmente se puede arreglar inclinando el paraguas en la dirección opuesta, es decir, procurando que el viento ejerza presión desde la parte superior del paraguas hacia la parte inferior. Si esto no es posible se debe ayudar a restablecer la dirección correcta de la sombrilla con la mano que no está sosteniendo el paraguas, de lo contrario el viento se llevará lo que queda del paraguas, y perseguirlo bajo la lluvia va a concluir en más de una postal graciosa (fotos en las redes sociales, usted ya sabe, y hasta videos, también me llama la atención la intuición del dedo índice sobre el botón que dispara la foto en el momento preciso).
  El viento muy fuerte exige un dominio completo de la situación, a la manera de un timonel de barco en el océano.  Hay que trabajar con el viento, desplegar las velas en el momento oportuno, inclinar la sombrilla para evitar que se invierta el mecanismo de varillas, y al mismo tiempo lograr que se sitúe de manera que la lluvia nos moje lo menos posible. El secreto es ubicar el paraguas contra el viento siempre que sea posible. Es poco lo que puede hacerse cuando confluyen varias corrientes ventosas en una especie de remolino que no se entiende cómo puede producirse en la peatonal. Muchos paraguas rotos en los contenedores de basura después de la lluvia es prueba de esto. Pero el ejercicio arduo del timonel no termina en esta lucha cuerpo a cuerpo con el viento. La peatonal está llena de timoneles que quieren encontrar un refugio rápido porque el paraguas no alcanza a cubrirlos del violento verterse del agua. No todos los timoneles manejan tan bien el movimiento de inclinación y elevación, o inclinación y descenso, o elevación sola, cuando pasan al lado de otro timonel, o puede darse que ambos reaccionen al mismo tiempo, y ambos eleven su paraguas cuando ven venir de frente al otro, con cuyo paraguas terminan chocándose de todos modos, pero un poco más arriba de sus cabezas. Una buena estrategia de la señora de cartera atigrada consiste en no reaccionar de ninguna manera, logrando así que todos se muevan a su alrededor menos ella, aunque el choque es inevitable, mucha gente a las 5 pm...¡ay!  retiro lo dicho. Lo mejor es ir a tomar un café en el bar más cercano, aquel en el que los taxistas se refugian porque no quieren que se les arruine el tapizado nuevo con pasajeros mojados. Más de uno espera que las órbitas de ciertos planetas coincidan en esta situación fortuita gracias a Hollywood. (Hollywood: primera señal del final de este relato. Cuando uno cita ciertos cliché debe borrarlos o abstenerse un rato de escribir, por el peligro de que invadan todo. O mejor dicho: nada de finales felices).
Consejo para terminar este largo post: evitar que el extremo de las varillas del paraguas del vecino se incruste en alguna parte preciada del rostro. Si es necesario, torcer el dorso o arrojarse al suelo.
Tips: Como no disponemos de la intuición del paragüero, consideremos otras utilidades del paraguas que nos harán mas llevadero el hecho de llevarlos cuando no llueve: como bastón, o mejor aún, como mecanismo de defensa personal ante posibles maleantes, tan abundantes en dicha ciudad.


"Golconda (1953)" de René Magritte quien alguna vez dijo "la inteligencia de la exactitud no impide el placer de la inexactitud".

lunes, 24 de diciembre de 2012

24 de diciembre de 2012

  Como venía diciendo, hay un post gestándose en algún cortocircuito neuronal, pugnando por salir y ver "la luz blanca tras el túnel". Final = principio. Este blog hace bastante que anda deambulando por los callejones de la paranoia del fin del mundo, esa necesidad de clímax insatisfecha que parece sufrir la comunidad de terrícolas. No comparte la paranoia, pero le gusta reírse con ella. También le gusta la paranoia, porque habla de un deseo. Mucha gente esperando que algo pase y los noticieros no hablan de eso, porque no es un deseo fomentable para ellos, sino simplemente un deseo que puede trasladarse a la primera bengala que llegue al cielo el 25 o el 1° a las 0 horas. Realmente me encantaría que se invirtieran los polos y la tierra empezará girar para otro lado y a distinta velocidad, cosa que no ocurre desde hace 780.000 años (y antes de eso cada 200.000, por qué será?). Si esto pasara los terrícolas no correríamos ningún peligro, simplemente pasaría algo: el ansiado clímax. Siguiendo con la comparación, el clímax siempre debe estar relacionado a un otro, porque el unitario genera una especie de incomodidad, o tabú latente. Ese tabú nos dice que va a pasar algo si otro, más poderoso e inmutable, lo hace, y que uno no puede ser más que un espectador, expectante. El planeta, si girara para el otro lado, tendría la capacidad de sincronizar nuestros relojes internos con otra partitura (el planeta, ese otro poderosísimo), y devolvernos nuestro perdido sentido de "célula" de un organismo vivo. Esto huele demasiado a ficción y no es posible que el final sea lógico, así que termino con una pregunta: ¿se espera concepción después del clímax?

Uccello el pelo

Copio acá el texto de Antonin Artaud que todo aquel que visita este Blog debería leer (así de tirana soy). Se  me ocurre que debería haber sido el primer post publicado acá, aunque en su momento me contenté con un enlace que está perdido en algún rincón de este Blog. El final será el principio? Nooo todavía, tengo un nuevo post gestándose en algún cortocircuito neuronal. Basta de preámbulos!:

Antonin Artaud: Uccello el pelo

Para Génica

Uccello, mi amigo, mi quimera, has vivido con ese mito de pelos. La sombra de esa gran mano lunar donde imprimes las quimeras de tu cerebro jamás llegará hasta la vegetación de tu oreja, que gira y hormiguea a la izquierda con todos los vientos de tu corazón. A la izquierda los pelos, Uccello, a la izquierda los sueños, a la izquierda las uñas, a la izquierda el corazón. Todas las sombras se abren a la izquierda, naves, como orificios humanos. La cabeza recostada sobre esa mesa donde toda la humanidad se tambalea, qué otra cosa ves que la sombra inmensa de un pelo. De un pelo como dos bosques, como tres uñas, como un pastizal de pestañas, como un rastrillo en las hierbas del cielo. Estrangulado el mundo, y suspendido, y eternamente vacilante sobre las llanuras de esta mesa plana donde tú inclinas tu cabeza pesada. Y a tu lado cuando interrogas los rostros, qué ves sino una circulación de ramificaciones, un emparrado de venas, la huella minúscula de una arruga, el ramaje de un mar de cabellos. Todo es giratorio, todo vibrátil, y qué vale el ojo desprovisto de sus pestañas. Lava, lava las pestañas, Uccello, lava las líneas, lava la huella temblorosa de los pelos y las arrugas sobre esos rostros colgados de muertos que te miran como huevos, y en tu palma monstruosa y llena de luna como de un alumbrado de hiel, aquí tenemos todavía la huella augusta de tus pelos que emergen con sus líneas finas como los sueños en tu cerebro de ahogado. De un pelo a otro pelo, cuántos secretos y cuántas superficies. Pero dos pelos uno al lado del otro, Uccello. La línea ideal de los pelos intraduciblemente fina y repetida dos veces. Hay arrugas que dan vuelta a las caras y se prolongan hasta el cuello, pero bajo el cabello también hay arrugas, Uccello. Por eso puedes dar toda la vuelta a ese huevo que cuelga entre las piedras y los astros, y es el único que posee la animación doble de los ojos.
Cuando pintabas a tus dos amigos y a ti mismo en una tela bien tendida, sobre la tela dejaste como la sombra de un extraño algodón, en lo cual discierno tus pesares y tu pena, Paolo Uccello, mal iluminado. Las arrugas, Paolo Uccello, son cordones, pero los cabellos son lenguas. En uno de tus cuadros, Paolo Uccello, yo he visto la luz de una lengua en la sombra fosforosa de los dientes. Precisamente con la lengua llegas a la expresión viva en las telas inanimadas. Y precisamente de ese modo es como yo, Uccello todo envuelto en tu barba, vi que me habías comprendido y definido de antemano. Bienaventurado seas, tú que has tenido la preocupación rocosa y terrateniente de la profundidad. Tú viviste en esta idea como en medio de una ponzoña animada. Y en los círculos de esta idea giras eternamente, y yo te persigo a tientas con la luz de esta lengua como hilo, que me llama desde el fondo de una boca milagrosamente curada. La preocupación terrateniente y rocosa de la profundidad, yo que carezco de tierra en todos los grados. ¿Realmente presumiste mi descenso a este mundo infame con la boca abierta y el espíritu perpetuamente asombrado? ¿Presumiste esos gritos en todos los sentidos del mundo y de la lengua, como un hilo extraviadamente devanado? La larga paciencia de las arrugas es lo que te salvó de una muerte prematura. Porque, yo lo sé, tú habías nacido con el espíritu tan hueco como yo mismo, pero pudiste fijar ese espíritu sobre algo menos todavía que la huella y el nacimiento de una pestaña. Con la distancia de un pelo, te balanceas sobre un abismo temible y del que sin embargo estás para siempre separado. Pero también bendigo, Uccello, muchachito, pajarito, lucecita desgarrada, bendigo tu silencio tan bien plantado. Fuera de esas líneas que avanzas con la cabeza como una fronda de mensajes, de ti no queda más que el silencio y el secreto de tu bata cerrada. Dos o tres signos en el aire; cuál es el hombre que pretende vivir más que esos tres signos, y a quien, a lo largo de las horas que lo cubren, pensaría uno en preguntarle más que el silencio que los precede o los sigue. Siento que todas las piedras del mundo y el fósforo de la extensión que acarrea mi paso se abren camino a través de mí. Forman las palabras de una sílaba negra en los pasturajes de mi cerebro. Tú, Uccello, enseñas a no ser más que una línea y la capa elevada de un secreto.

domingo, 21 de octubre de 2012

Ensayo de Bitácora propiamente dicha

 
 Supongo que voy a quedarte debiendo la poesía que te hubiera gustado leer acá, será para otro día...
Porque hoy tengo ganas de hablar de los baños públicos (¿por qué esa idea fija?) Exactamente es para exorcizarme de esa idea... la escritura como exorcismo, el blog como exorcismo, siempre lo mismo.
  Es domingo, llueve como si nunca hubiese llovido, como si las nubes hubiesen decidido recordarnos que es domingo. Llueve y por esa razón ajena a mi voluntad estoy atrapada frente a la computadora de mi hermana. Pero ahora me acuerdo de haberme metido en ese maldito baño (¿será por el sonido del agua?). No quedaba otra que meterme en ese maldito baño de mala muerte o sufrir la humillación pública (horror de rememorar la infancia). Dos, tres minutos respirando pestilencia. Sí, los baños públicos de mujeres también son pestíferos.
  La puerta del baño está totalmente cubierta con pensamientos, anhelos, dudas existenciales, diálogos, no puedo evitar detenerme a leer y no puedo dejar de pensar ¿por qué si yo no veo la hora de cruzar la puerta para respirar alguien se detuvo unos minutos para escribir en ese lugar sus dudas existenciales? Me lo imagino, mientras la susodicha busca papel higiénico en la cartera, ve el fibrón y no resiste la tentación de dejar su huella en el receptáculo de ideas que es la puerta del baño. Miles y miles de mujeres desprevenidas (y hombres, quién sabe) mientras buscan papel higiénico y hacen malabares para no mojarse los zapatos en el piso mojado, o para no llevarse restos de papel en el zapato, o para no llevarse restos de nada indeseable, se encuentran con las dudas existenciales a flor de puerta, frente a sus narices fruncidas. Reflexiones acerca de los géneros (femenino, masculino) que incluyen los últimos estudios acerca de la arbitrariedad de hacer definiciones tajantes. La mala fama de todo lo que pueda considerarse como "absoluto". Opiniones a favor y en contra, la versión marxista (siempre), uno que otro insulto (qué ingenua que sos nena, anda a leer a pepito y a juancito), un teléfono, un mail, tachones (sí, censura o autocensura en el baño), lo que soñó la vez pasada, la receta para sufrir menos, las últimas novedades de su vida sentimental. Todo eso por verse obligada a usar las instalaciones del baño de la institución. Sigo con mi pregunta: era tanta la tentación del fibrón indeleble o del rincón de puerta en blanco? Si no hubieras tenido el fibrón, ¿qué hubieras usado? Me encantaría que alguien me respondiese.
  Quizás la única manera de sacarme la duda (¿existencial?) de la cabeza sea llevando un día de estos un fibrón indeleble al baño, barbijo de por medio. A lo mejor sólo gano un par de insultos (¿no tenés nada mejor que hacer nena?!) o quizás pueda compartir la respuesta en algún espacio en blanco que encuentre por ahí.
 
Puerta egipcia al Más Allá

domingo, 15 de julio de 2012

La aventura de los crucigramas

  Se que los lectores de este blog están acostumbrados a encontrarse con temas importantes como la economía mundial, la contaminación ambiental, el por qué de la vida humana, los últimos adelantos científicos, etc, pero lamento informarles que hoy van a encontrarse con la lectura sobre algo tan trivial como los crucigramas, y con una breve historia que viene al pelo para la introducción.
  El post fue inspirado por una persona que conozco, no crean que acá todo se trata de mí y nada más que de mí. Ejem. Prosigo...

  La susodicha persona de edad 29 años, estado civil soltera, ojos castaños oscuros (color de río Paraná un día nublado para ser más exacta), cabellos marrones oscuros (pegan con los ojos), piel color argentino de 29 veranos con sol cada vez más tropical, estatura media para abajo, contextura delgada pero proporcionada, con pecas y lunares a discreción, fue un día frío al supermercado chino de la vuelta (uno de portón azul llamado "Estrella" o "Lucero", aunque todos se llaman más o menos parecido, tal vez ahorren algo de impuestos así, quién sabe- igual la persona en cuestión va a comprar ahí para ahorrarse algo de IVA y de Impuesto a las Ganancias). Al llegar a la puerta, miró a su alrededor y pudo descubrir una hoja tirada en el piso. Lejos de pensar que la hoja era un problema para la limpieza de la ciudad (de Rosario) se detuvo en el dibujo de un crucigrama sin resolver, reluciente y magnético, que ostentaba una de las carillas del diario. Para ella fue como encontrarse con un tesoro invaluable o con una fuente eterna de petróleo y de agua dulce. Se le cruzó por algunos segundos la idea de levantar la hoja y llevársela a su casa pero como no se decidía volvió a lo que estaba por hacer (comprar en el super), aunque tardó mucho tiempo más en sacarse esa imagen de su cerebro, hecho de cuadrículas verticales y horizontales, a veces transversales. Lo primero que hizo cuando llegó a su casa fue agarrar los crucigramas que tenía guardados para momentos críticos de abstinencia y comenzó a resolverlos uno por uno lo más rápido posible.
  Me contaba que mientras no los veía no pasaba nada, el problema era cuando los veía...Ese día no levantó la hoja del suelo por vergüenza: los demás podrían darse cuanta de su terrible vicio y de ahí en más señalarla con el dedo (así piensan algunos viciosos): los ojos del chino posados en su nuca, la evidencia misma de su  pecado.
  Imposible de inventar lo que me contó sobre cómo logró reunir tantos crucigramas de diarios: en cualquier casa que visita si ve una pila de diarios destinados a la destrucción busca la hoja de los crucigramas y se la lleva sin preguntar nada a nadie. La resolución no pasa del fin de semana porque, igual que para muchos viciosos, es el momento más difícil para el estado de abstinencia. Pero ahora vayamos a lo que motivó la escritura de este post...
  Ojeando uno de los crucigramas, casi todos resueltos completamente o en gran parte, anoté unas definiciones que me llamaron la atención, y las comparto acá para ver si logran adivinar la respuesta, otro día escribo las respuestas (es que me gusta la idea de generar suspenso):

1- Conocer y saber juntar las letras:_ _ _ _
2- Tienen amor:_ _ _ _
3- Onomatopeya de la voz propia de la gallina clueca (sólo para divertirme):_ _ _
4- *PARRICIDIO (aparece así en el crucigrama, qué difícil la respuesta):_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 
5- Que no tiene compañía, aislado:_ _ _ _ (es la más admisible de las inadmisibles)
6- Género de mamíferos félidos y carnívoros, domésticos muy comunes:_ _ _ _  

  Digo adivinar  porque las respuestas parecen no seguir una lógica, o las definiciones adolecen de ella (excepto la de la gallina clueca). Había otras cuyas definiciones aparecían exactamente igual que en el diccionario más básico y más viejo, abstrayendo todo lo que el uso puede hacer para enriquecer o modificar  una palabra, pero por ahora dejo estas, y me despido hasta muy pronto.

miércoles, 4 de abril de 2012

El garage está lleno de porquerías



  Me compré una repisa usada y despintada en una casa, y al reciente dueño de la casa que vendía los muebles de su recién fallecida madre. No se bien como es la historia, sólo que los muebles molestaban y había que venderlos a la brevedad.  La repisa baratísima, usada y despintada en poco tiempo va a estar lijada y con un patinado color ladrillo que la va a hacer olvidar de sus tiempos de poca gloria.
Me encanta contarle a todo el mundo que me compré una repisa vieja (y le digo repisa en lugar de biblioteca, no se por qué, tampoco tengo que saber el por qué de todo, esa etapa la superé -creo- en la infancia cuando después de preguntar el porquédetodo nadie me supo explicar elporquédenada, y me dijeron tantas veces porque sí), entonces también lo cuento acá, porque ¿qué otra cosa pretende uno leer en un blog? Tal vez algo así como:

¿Que significado puede tener para Usted el adquirir un objeto usado?
 Y más aún si es antiguo, porque seguro es de mejor calidad que las cosas que se hacen ahora. Antes se hacían las cosas para durar y ahora para no durar más que la distancia entre un aguinaldo y otro, un tiempo más que suficiente para tener algo de dinero extra para reponer al trasto pasado de moda. Porque probablemente el trasto todavía sirva un semestre más pero (énfasis en la palabra pero, doble énfasis por este paréntesis) pero ya paso de moda, y se ha vuelto una piedra que entorpece el girar de la rueda del capitalismo ¡Oh! ¿De qué van a vivir nuestros pobres empresarios si le quitamos el sustento que le brindan nuestros aguinaldos y nuestras tarjetas de crédito creados para reemplazar a esos horribles trastos viejos? ¡Oh!
  Tiremos nuestros trastos viejos, la ropa del año pasado, usemos botellas plásticas no retornables, aerosoles a full, tiremos las pizzas a medio morder, los souvenires de cumpleaños de 15, de fiestas infantiles o del día de la marmota. Hagamos muchos souvenires de cumpleaños de 15, fiestas infantiles o del día de la marmota, para que terminen indefectiblemente en el contenedor de basura más cercano. Tiremos a la basura el día de la marmota y los peluches de la tortuga Manuelita que reemplazamos por los de Barney. Tiremos botellas de vidrio rotas en el medio de la montaña y escribamos nuestro nombre con aerosol al lado para que nos puteen con nombre y apellido. Tiremos también la basura al agua porque para qué otra cosa la queremos más que para beberla. Ni que fuese indispensable para la vida...

Insisto otra vez:
¿Qué significado puede tener para Su Vida el adquirir un objeto viejo, usado y/o antiguo?
...

  Hay algo que me encanta de las casas de antigüedades, las librerías de usados, las compra-venta de muebles, esos lugares que venden los vinilos del abuelo, las ferias de artesanías, los collages hechos con cosas que normalmente van a parar al tacho, y no es el olor a viejo (o tal vez sí, el olor de las hojas amarillentas de esos libros leídos mil veces). Tampoco digo que haya que acumular objetos sin valor, o con valor pero sin uso. Uno no los usa pero otro puede que sí. ¿Por qué no vende o regala esa alacena que guarda para cuando su tataranieto se vaya a vivir solo y le diga que no le gusta? El garage está lleno de porquerías. Y el patio está lleno de porquerías. ¡Ay! se queja ¿no escuchan el quejido? Cómo se retuercen las raíces y lloran los ríos subterráneos.