sábado, 14 de agosto de 2010
Fragmento de una conversación de un día de invierno en este lado del hemisferio
Matilde, la nena escribe. En su cuaderno, escribe horas y horas enteras. Vaya uno a saber que le pasa. Piensa mucho las cosas. O está triste y no sabe como decirlo. En vez de ir a la plaza como los otros niños o jugar con las muñecas que le regalamos...ella, dos puntos, es-cri-be. No conseguimos nada con hacerla mirar ese programa de los sueños, después escribió sobre eso y me dijo "mirá papi, lo que escribí recién". No me mires con esa cara, sí, así como te lo estoy diciendo yo me lo dijo ella a mí, con el cuaderno en la mano. Ya sé que me dijiste que hay que seguir con eso de la psicología de no pegarle, qué se yo, que te dijo la maestra, pero todo tiene un límite...Matilde. Por favor Mati, hay que hacer algo. Mati, Mati querida ¿Matilde? ¿Matilde?¿Dónde te fuiste?
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Cada vez mejor. Estás violando las estrucruras que no hace falta respetar y conservando las que sostienen en serio. Mi blog favorito, sin dudas.
ResponderEliminarGracias Helen! El humor siempre sirve para violar las estructuras. Saludos rosarinos
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