"Ni
la una y ya: me indispuse, se me rompió el lavarropas y me
saltó pasta dentífrica en el ojo" (publicación en facebook de chica de unos
25 años).
En
el siglo XXX si el mundo y facebook sobrevive (este último como un
residuo tóxico o de naturaleza tan inestable que deba ser tratado
como esas muestras analizadas con carbono 14 -entonces mejor debería
decir en el siglo M) los habitantes, que hoy podríamos imaginar como
extraterrestres, tendrían esas muestras en la mano y estarían tan
perplejos como nosotros ante las ruinas del paleolítico (sí, estoy
exagerando y pongo acentos en los monosílabos porque quiero, tampoco
me vengan con eso de que la "v" ahora se llama "uve"
y que los niños tienen que aprenderlo así de ahora en más) (me
gustan los paréntesis, uno piensa así, entre paréntesis, entre
comillas, paréntesis de paréntesis de paréntesis, espiral
infinito, cortocircuitos sin centro). Quizás termine escribiendo sobre esas cosas que surgen
entre paréntesis o no, o haga caso al titulo de este post. Vos me
dijiste que la menstruación sería un buen tema de post. Lo pensé y
me pregunté por qué, todavía no se por qué, pero no importa,
aparece esa publicación en la página de noticias de esa red social
y pienso "mirá vos, algunas mujeres publican eso en el muro,
vaya uno a saber por qué, y muchas otras se la pasan hablando de sus
días dolorosos”. Como si el mundo tuviera que detenerse porque
ellas están "indispuestas", como si alguien más tuviera
que soportar ese "martirio" que ellas dicen sufrir (muchas podrían odiarme por escribir este post). Ok, te vino. Y te
parece que puede incluirse en la sucesión de hechos desafortunados
del día. Más que desafortunado me parece afortunado, a menos que
quieras pegar un telefonazo a la cigüeña. Bah, en realidad me reí mucho
con esa publicación, no es una crítica ni nada que se parezca, sino una excusa para escribir sobre esto.
II
“Las
mujeres son lo más sucio que hay” decía mi abuela para empezar
sus lecciones sobre sexualidad que nunca incluían hablar de sexo,
más bien eran instrucciones o recomendaciones para “prevenir” el
embarazo ( o no “enfermarse” de embarazo), como no mirar ni
hablar directamente con hombres. Hablar de sexualidad es un tema, es
cierto. Por algo algunas niñas han llegado a pensar que un beso
podía embarazarlas. Por algo una pareja decía con perplejidad al
médico, igual de perplejo que ellos, “cómo puede ser que mi mujer
haya quedado embarazada, si yo tomé siempre los anticonceptivos”
(los de ella!). El monólogo de mi abuela siempre terminaba con la
frase “el hombre es lo más sucio que hay, sólo quieren una cosa y
una vez que la tienen, si te he visto no me acuerdo”. “Pájaro
que comió voló”, y hacía ese gesto con la mano que quería decir
que el tipo se iba a la mierda. El día que le conté que me había
hecho señorita y no puercoespín se le humedecieron los ojos y
me abrazó como ella abrazaba, con fuerza y con todo el cuerpo.
Corrió a contarle a mi papá, que se puso serio y me preguntó si
estaba bien recién al rato, pero para decir algo, porque en realidad no
sabía qué decir. Al día siguiente tenía que ir a la escuela, fui
en jeans un día caluroso, pensando que el apósito (que era bastante
grande en realidad) podía verse desde la luna. Incómodo, totalmente
incómodo. Pero esos apósitos enormes ya no existen y fueron
reemplazados por otros más anatómicos y menos parecidos a
pañales.
Una
compañera de la primaria hizo una encuesta a todas las chicas del
curso para preguntarles si se masturbaban. Todas respondieron que no.
A mi no me había preguntado (viste, no le puse acento al
monosílabo), entonces yo le pregunté por qué no me lo preguntaba.
Me dijo “hay que ser señorita para masturbarse”. “No, no hace
falta”, dije yo. “Ah no? Decía que no sabía cómo se hacía,
entonces quería que alguien se lo dijese. Yo no iba a hacerlo, me
parecía obvio que mentía. Todas aquellas que dicen que no saben
como hacerlo, mienten, o algo anda mal en sus cabezas (me dijiste que
la masturbación femenina también sería un buen tema para un post
¿escribiré ese post? who knows...). A las chicas, en general, no
les gusta hablar de masturbación y prefieren decir que no lo hacen,
para no tener que hablar del tema ¿por qué interesan tanto esos
detalles? Sabemos que los hombres hasta tienen nombres para las
diferentes técnicas. Pudor femenino, dirán algunos. Un periodista
que entrevistó a Florencia Peña por el video XXX que se filtró en
los medios sin su consentimiento, dijo “lo que es el pudor
femenino”. Claaaro, si un video lo muestra a él con una mina
seguramente no va a sentirse pudoroso. Imagina que va a sentirse como
un héroe y catalogado como tal. No lo sabemos porque nunca pasó, se
cree de antemano que el tipo no va a sentirse avergonzado, o que en
todo caso no va a “vender” como noticia, porque qué tiene de
extraordinario que los hombres tengan sexo. Que las minas se acuesten
con sus maridos sí vende (el marido de Florencia seguro no se sintió
afectado, igual a nadie le importó). Pienso que no se acepta que las
mujeres tengan sexo, o de lo contrario dejaría de ser sorprendente.
Esta
conversación me recuerda a otra que tuve en la secundaria con un
grupo de chicas con las que no hablaba muy seguido. Una nos preguntó
si queríamos llegar vírgenes al matrimonio (llevar vírgenes? cómo
es eso?, perdón entendí mal). Todas dijeron que sí. La chica que
hizo la pregunta dijo también que sí, porque “si lo hacés con
uno y te peleas, después lo vas a hacer con el otro, y también
puede ser que te pelees, y así sucesivamente, entonces te vas a
acostar con un montón de tipos” (qué barbaridad). Yo dije que no, porque igual no
iba a casarme y porque nadie esperaba que mi marido hiciera lo mismo.
En ese entonces era virgen y no estaba ni cerca de dejar de serlo. No
me interesaba tener novio tampoco. Sólo me interesaba saber quien
era yo y llegar a ser libre de pensamiento. Podría apostar a que
ellas tuvieron sexo antes que yo y que la mayoría no llegó virgen
al casamiento. El problema entonces está en la palabra, en poder
hablar de ciertas cosas, se apela a lo que se acepta de antemano como
correcto y listo, no se discute, no hay que entrar en detalles.
Quizás exagere, quizás no. La nube de lo políticamente correcto, y
la hipocresía resultante, se mantiene de la repetición en de boca en boca de lo que dicen decir todos. La nube está ahí para
defendernos de la temida “anarquía”. Sólo hay que decir lo que
hay que decir, aunque después hagamos otra cosa, pero total no lo decimos, entonces tenemos a aquella otra nube, opuesta a aquella pero
sobrevolando a mayor distancia, buscando tomar fuerza para reemplazar
a la otra o absorberla. Nubes que se expelen entre sí por sus
distintos campos magnéticos. Nubes que pueden hacerse polvo en
cuestión de minutos. Nubes que aparecen y desaparecen en virtud del
tiempo.
Voy
a decirlo de una vez: Arjona, ¿qué carajo sabés de la menstruación
femenina? Menos mal que no escuché esa canción en “mis días”
(los otros no son míos sino de alguien más que usufructa mi cuerpo
?????). Nunca escuché el tema entero. Qué carajo sabés, qué
carajo sabés, que no podés acostarte con la mina en esos días o
que hay que ser creativos. Pobrecita está deprimida en esos días,
está belicosa. Mejor no me acerco, puede ponerse a llorar o
agarrárselas conmigo. Mejor la consiento un poco. Lleno de lugares
comunes. Quiero comunicar formalmente a la sociedad masculina que
muchas mujeres no nos enteramos del supuesto cambio hormonal. Pero
tenemos que soportar la analogía: enojo = menstruación, belicosidad
= menstruación, mal humor = menstruación, que sí nos hace enojar.
Hay muchas cosas en el mundo que pueden hacernos rabiar, como el tema
de Arjona. Por las dudas, qué nadie me diga estas cosas en “mis
días” o se pudre todo!!! Y mucho menos mencionar ese temita de
Ricardo en ninguno de “mis días” (en ninguno de los 30 días del
mes)!!!
III